Los pasados días 4 y 5 de abril Barcelona acogió el Encuentro Temático sobre Espacio Público, en preparación para la conferencia HABITAT III que tendrá lugar el próximo mes de octubre en Quito. Esta actividad es parte de una serie de actividades preparatorias que incluyen la elaboración del primer borrador de la Nueva Agenda Urbana que, según la previsión de ONU-HABITAT, saldrá a la luz a finales del mes de mayo. El Encuentro culminó con la denominada “Declaración de Barcelona para HABITAT III”, que recoge los aspectos relativos a los espacios públicos para su consideración en la Nueva Agenda Urbana.
La Nueva Agenda Urbana renueva y actualiza el compromiso global de distintos agentes (estados, administraciones públicas regionales y locales, entidades donantes, sociedad civil, etc.) con el desarrollo sostenible de las ciudades para los próximos 20 años. Se trata de un documento que definirá las bases para el desarrollo de políticas y estrategias urbanas, por lo que para aquellos que trabajamos por y para ciudades más inclusivas, encierra una oportunidad única para alinear las actuaciones llevadas a cabo en las próximas décadas con el futuro que deseamos para nuestras ciudades. Sin embargo, el entusiasmo inicial motivado por el evento y la declaración de Barcelona ha dado lugar a algunas inquietudes que intentaré resumir a continuación.
- Cuestiones centrales tratadas en actividades paralelas.
Es habitual que en los eventos de ONU-HABITAT los participantes tengamos que hacer peripecias para acudir a todas las sesiones temáticas y actividades paralelas que nos interesan, una vez el programa no deja huecos para el descanso y existen varias sesiones al mismo tiempo. Al margen de esto, me ha sorprendido que algunas de las cuestiones centrales para el desarrollo y planificación urbana en la actualidad hayan sido relegadas a un segundo plano, presentadas en actividades paralelas. Como ejemplo destacan dos de las mesas más interesantes de la cita, sobre entorno urbano y salud y sobre espacio público y procesos participativos. Ambos temas están en la boca de todos los «urban thinkers» y sin duda merecen un espacio central tanto en el evento como en la declaración.
- Participar sí, pero no tanto.
Todos estamos de acuerdo sobre la necesidad de incorporar la voz de los ciudadanos en el proceso de planificación de las ciudades, sin embargo los eventos que nos encaminan hacia Quito carecen de espacio para que se escuche la voz de los participantes. Al hilo del punto anterior, es una lástima que en un evento que reúne a tantas personas de distintas partes del mundo (más de 700 participantes en la cita de Barcelona) el margen para las aportaciones del público se reduzca a unas pocas preguntas formuladas y contestadas con prisa al final de las presentaciones. Si bien es cierto que la declaración se va gestando también en grupos de debate online, en los eventos presenciales se desecha una valiosa oportunidad para el intercambio de experiencias y la construcción de redes globales que puedan intercambiar información no sólo sobre qué características tienen las ciudades que deseamos construir, sino sobre cómo construiremos estas ciudades deseadas.
La propia Declaración de Barcelona que supuestamente resume las aportaciones de los presentes ha sido presentada brevemente al final del encuentro, sin margen para un debate constructivo al respecto. ¿Cómo hablar de una planificación urbana participativa si los propios eventos de construcción de la Nueva Agenda Urbana no lo son? Será que no estamos haciendo las cosas bien o, por otro lado, que estamos exigiendo demasiado a las ciudades.
- Se echan de menos algunas voces…
Ha estado bien participar de este encuentro temático y ver tanta gente que trabaja desde distintos frentes y ámbitos, compartiendo un mismo ideal de mejorar la calidad de vida en nuestras urbes. Pero en estos tiempos que corren, en los que la falta de diálogo es latente, no está de más recordar que para cambiar las cosas no basta con que nos pongamos de acuerdo aquellos que pensamos lo mismo. En este diálogo que construirá la Nueva Agenda Urbana faltan algunas voces clave para la construcción de las ciudades que deseamos. Específicamente en el debate sobre espacio público se echa en falta la representación de las instituciones y entidades donantes que financian intervenciones e infraestructuras de gran impacto en la vida urbana, principalmente en países en vías de desarrollo, que son sin duda agentes clave para el cumplimiento de la Agenda.
La construcción de un cambio urbano real de cara a las próximas décadas depende de que nadie quede fuera del debate sobre la Nueva Agenda, esto incluye no sólo a las entidades donantes pero también la presencia del sector privado, no nos olvidemos que la asociación público-privada se ha convertido ya en el motor de las actuaciones que se llevan a cabo en las ciudades. Si estos agentes no se comprometen con la Agenda todo el esfuerzo hecho en su elaboración será en vano.
David Boys de Public Services International (PSI) fue el único en hacer una clara referencia al coste de aplicar la Agenda y la necesidad de hablar sobre de donde saldrán los recursos para su implementación. El entusiasmo producido por la posibilidad de visualizar un futuro con entornos urbanos más humanos y sostenibles a través de la Agenda debe acompañarse de un abordaje más pragmático, centrado en los procesos que harán de esta visualización una realidad.
- Mucho más que compartir.
En línea con la necesidad de centrarnos más en cómo hacer de la Agenda algo factible, es importante tener en cuenta que una de las dificultades para su elaboración e implementación reside en la necesidad de definir pautas globales aplicables a ciudades muy diversas. En este sentido las ciudades tienen mucho que aprender unas de otras.
Volvemos a la necesidad de compartir, pero no se trata sólo de compartir resultados o proyectos, no estamos hablando de fomentar un modelo de ciudad (aunque aparentemente no todos tengan este tema claro…), se trata de compartir experiencias y procesos desde las entrañas de la administración, gestión y gobernabilidad de las ciudades para que cada una pueda desarrollar sus propias herramientas, de acuerdo a sus posibilidades, características y necesidades. Los participantes del Encuentro Temático hemos podido escuchar explicaciones en por lo menos en tres presentaciones distintas sobre el proyecto para las supermanzanas de esta ciudad, sin embargo Barcelona tiene mucho más que compartir en lo que se refiere a la gestión transversal de temas como vivienda y accesibilidad.
- ¿Qué pasa con la accesibilidad?
Se puede decir que tanto en el encuentro como en la Declaración de Barcelona se ha salvado la ausencia de este tema con alusiones superficiales. Si nada cambia hasta la aprobación definitiva de la Agenda, poco habremos avanzado en la difusión de la accesibilidad como un concepto integrador y transversal. La accesibilidad continuará sufriendo un abordaje sesgado y paternalista en la planificación urbana, muy lejos del papel que realmente debe ocupar en la construcción de ciudades hechas a escala humana.
Quizás estas inquietudes sean sólo el reflejo de un deseo de ciudad, mi deseo de ciudades inclusivas, sostenibles pero sobretodo posibles. En cualquier caso espero que antes de la aprobación del documento final en Quito exista un margen para que la Nueva Agenda Urbana incorpore estas voces y conceptos faltantes, y que con ello podamos empezar a construir paso a paso esta visión de futuro, hasta que un día lleguemos a vivirla en las calles. Habrá que esperar a ver qué nos trae el primer borrador…
Eliana Pires de Souza, ACCEPLAN