HABITAT III: ADECUANDO LOS ENTORNOS URBANOS A LAS PERSONAS (1/3)

Iniciamos una serie de tres artículos de nuestro compañero el arquitecto y urbanista Mariano Calle Cebrecos sobre la próxima conferencia HABITAT que ya  está en preparación, Mariano pertenece al Comité UN-HABITAT en España, en representación de Acceplan y ha participado en la Jornada preparatoria celebrada en la sede del Ministerio de Fomento de Madrid.

En esta primera entrega se aborda sobre todo el papel clave de las ciudades del siglo XXI y los retos a los que se enfrentan.

I.- EL PAPEL Y LOS RETOS DE LAS CIUDADES

Habitat III será la Tercera Conferencia de la Naciones Unidas (ONU) sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible que previsiblemente se celebrará en Quito. La Asamblea General de la ONU, en la resolución 66/207 de 22 de diciembre de 2011, decidió convocarla para 2016 veinte años después de Habitat I (Estambul-1996) y cuarenta de Habitat II (Vancouver-1976).

El objetivo de la Conferencia será adoptar un «nuevo programa urbano», reafirmando los compromisos de las dos conferencias anteriores, desarrollando un plan de acción mundial para la vivienda adecuada para todos en asentamientos humanos sostenibles.

Actualmente la población urbana representa el 54% de la población mundial y se prevé que en 2050 llegue al 66%; de los que la cuarta parte vive en barrios vulnerables sin las mínimas condiciones de habitabilidad. Por otro lado en las áreas urbanizadas se concentra el 70% del P.I.B. del mundo y se genera también el 70% de las emisiones totales de CO2.

Sin embargo los avances tecnológicos, el envejecimiento de la población urbana, las limitaciones de los recursos disponibles y la concienciación de derechos y justicia en el mundo han dotado de un enorme poder de transformación al desarrollo de las ciudades. Esto las sitúa como prioridad indiscutible en la promoción del desarrollo social y económico.

Habitat III plantea finalmente que sus objetivos no solo sean de aplicación para los países en vías de desarrollo sino también para los países desarrollados con el fin de que todas las ciudades del planeta sean:

  • Inclusivas
  • Equitativas
  • Seguras
  • Resilientes (refiriéndose a la capacidad de las ciudades de prepararse, resistir y recuperarse frente a una amenaza, sea esta de origen natural, físico, social o económico)
  • Respetuosas con el Medio Ambiente.

El papel de las ciudades

El desarrollo de las distintas civilizaciones y culturas ha ido históricamente en paralelo con el desarrollo y avance de sus ciudades. Se podría decir que la historia de las ciudades resume y expresa la historia de la humanidad. La ciudad permite el acceso de los seres humanos a múltiples servicios y equipamientos, posibilita el contacto con los otros y la solidaridad, favoreciendo la libertad de elección. La esencia de la ciudad es precisamente esa: la virtud de convertir a sus habitantes en «ciudadanos» con derechos efectivos de participación, decisión y control en la sociedad.

El ejercicio de la ciudadanía conlleva la satisfacción  fundamentalmente de dos tipos de exigencias: las relacionadas con la posibilidad de elección que suponen la existencia de diversidad de ofertas, servicios y contactos personales y libertad para acceder a ellos, y las relacionadas con la posibilidad de participación y decisión en la sociedad que suponen la inserción social, la identificación con el medio.

La ciudad puede y debe combinar la satisfacción de estas dos áreas de exigencias por su propia configuración de un todo diverso pero compuesto de partes identificables y con personalidad propia: los distintos barrios y zonas urbanas.

El barrio debe aportar los elementos de identificación, integración social, contacto cercano con los otros que todos necesitamos a la vez que posibilitar el acceso a los servicios y equipamientos cotidianos, en un ámbito espacial reconocible y fácilmente accesible. Debe posibilitar nuestra primera toma de conciencia y ejercicio de la ciudadanía, que para ser completa, necesita enriquecerse, por un lado con la mayor diversidad y posibilidades que ofrece el conjunto de la ciudad, los otros barrios, y  por otro con la extensión de nuestra conciencia de identidad hacía colectivos más amplios, entendiendo que nuestros intereses particulares se insertan en la consecución de los generales de la sociedad.

El éxito de una ciudad estribará, en consecuencia, en la capacidad para proporcionar tanto diversidad y libertad como en  favorecer la identidad y la cohesión social. Y ello dependerá tanto del buen funcionamiento de cada una de sus piezas, los barrios, como de la buena articulación e integración entre ellas. De esta forma no solo se podrán complementar, sino que su suma formará, no una mera agregación de partes si no una entidad superior que potencie y enriquezca las características de todas ellas.

Por otra parte la ciudad representa un enorme potencial de producción y desarrollo económico. La concentración de población activa cualificada, de servicios e infraestructuras, de tecnología, información y comunicación, de patrimonio inmobiliario, cultural etc. son recursos en los que se sustenta su papel como motor económico indiscutible.

El éxito de las ciudades debe medirse, por tanto, en compatibilizar el máximo rendimiento de su capacidad productiva o de desarrollo económico con la de garantizar a sus habitantes los atributos de la ciudadanía: la igualdad de oportunidades en el acceso a bienes y servicios, la solidaridad y la libertad.

Los retos actuales de las ciudades

Los cambios producidos en las últimas décadas en las formas de producción y en la estructura económica y social, han tenido una importante repercusión en las ciudades produciendo nuevos problemas, a los que las políticas urbanas deben enfrentarse para que en el nuevo siglo XXI la ciudad siga ocupando el papel que ha desarrollado a lo largo de la historia como catalizador del progreso y lugar de ejercicio de “la ciudadanía”, entendida en términos de participación, decisión y control de la sociedad.

La transición, todavía en marcha, de una economía industrial a una de servicios y la globalización económica ha reforzado el papel de la ciudad en el desarrollo económico, pero ha ido acompañado de fuertes procesos de concentración del mismo en determinadas zonas tanto a escala territorial como en el interior de las ciudades. Ello ha dado como resultado fuertes desequilibrios territoriales y ha agravado la desigualdad interna en las ciudades.

Por otra parte el crecimiento de las ciudades se ha producido de una forma claramente no sostenible con elevado consumo de recursos e ineficacia energética y elevada producción de residuos contaminantes.

Imagen 02: Atasco en las calles del centro de Lima. Fuente: Acervo ACCEPLAN.

Imagen 01: Atasco en las calles del centro de Lima.       Fuente: ACCEPLAN.

Por ello si entendemos la ciudad como un ecosistema formado tanto por el conjunto de elementos construidos como por el conjunto de personas que lo habita, las actividades y funciones que en ella se desarrollan, los sentimientos que generan, la historia y la cultura que refleja y las relaciones con su entorno, la ciudad sostenible será aquella que:

  • Forma parte de un sistema urbano equilibrado no expoliador de los recursos naturales.
  • Sea eficaz en la gestión y uso de los recursos naturales y energéticos, buscando la reducción de emisión de contaminantes y residuos.
  • Tenga una estructura interna equilibrada, de calidad ambiental y estética.
  • Sea justa y solidaria en la distribución de sus recursos: vivienda, equipamientos, etc.
  • Esté integrada en el medio natural, de forma respetuosa y compatible con la conservación de sus recursos.

Sostenibilidad, calidad medio ambiental y calidad de vida pasan a ser conceptos inseparables,  de forma que se usan en muchos casos como sinónimos. Lo que no cabe duda es que hoy día no podemos hablar de calidad urbana sin tener en cuenta su sostenibilidad.

Por otra parte el componente ético de concepto de sostenibilidad, en cuanto a su asociación a los conceptos de equidad y solidaridad, requiere la implicación y participación de la población afectada en la toma de decisiones y en la gestión de las actuaciones y procesos como componente imprescindible para el éxito de los resultados.

Mariano Calle Cebrecos, Acceplan

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